Una serie considerada unánimamente como una de las mejores en la historia del fotoperiodismo mundial. Bischof, un grandísimo fotógrafo con profundos conocimientos artísticos, elige siete fotografías muy variadas y diametralmente opuestas de sus viajes alrededor del mundo en los años cincuenta: niños peruanos, poblados andinos, un templo de Tokyo, escenas de la vida en Camboya, una bailarina de Bombay o un estanque japonés. Dos de las fotografías de la serie se han convertido en iconos de la historia de la fotografía, como ésta del niño húngaro llorando o el flautista solitario de los Andes.
En esta serie de fotografías se percibe a un Bischof que ha encontrado en el fotoperiodismo su senda vital, dedicándose a crear unas bellísimas imágenes con extraordinario nivel de perfección técnica y compositiva, incluso en las circunstancias más extremas, complementadas con un humanismo y un profundo respeto por las personas fotografiadas. Las imágenes destacan por sus matices y contrastes tanto en la composición como en las tonalidades del blanco y negro.